Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

miércoles, 28 de junio de 2017

En este momento de mi vida, no quiero casi nada

Vivir, es vibrar y sentir, es amar y gozar, es observar y superar, es dar y aceptar, es comprender que nuestro tiempo es lo único que poseemos para realizar plenamente nuestro ser. La fortaleza de un ser humano no reside en su capacidad de resistencia y supervivencia, sino en la capacidad de no caer en la negatividad y en la maldad durante las experiencias más duras y dolorosas de su vida...
Hay que vivir sin remordimientos aunque no entiendas el mal comportamiento de la humanidad, vivir sin rencor aun sabiendo que la ingratitud es el día a día, no podemos reprocharle a la vida por todos los contratiempos que se nos presentan porque a otros les ha tocado mucho peor. Hay que disfrutar de lo que se tiene porque no imaginas cuántas personas en el mundo viven añorando lo que uno reniega.
No podemos olvidar que una palabra de amor puede hacer milagros, que el corazón está tejido con hilos de oro por el creador, hay que dibujar con los más bellos colores nuestro mundo interior y jamás perder las esperanzas por muy duros momentos que tengamos. Hay que sonreír, no sólo para las fotos. Quedarnos con quien nos alcance, no con quien nos diga que lo esperemos.
Dios nos libre de los lobos vestidos de ovejas, del odio detrás de una sonrisa, de la envidia disfrazada de amor y la falsedad disfrazada de amigo. Sin duda o te haces fuerte o te joden como quieren. Tú eliges. Cuando te sientas demasiado grande, date un paseo por el mar para que veas, ¡¡Lo pequeño que somos!! Cuando digas "te quiero" que salga de tu corazón, y cuando digas "lo siento " que salga de tu alma, porque la confianza y el respeto, son los pilares que sostienen al mundo. Cuando estés comiendo, come. Cuando estés amando, ama. Cuando estés hablando con alguien, habla. Cuando estén mirando una flor, mira, ¡Atrapa la belleza del momento! Un instante es la eternidad. Eternidad es un instante. Cuando ves todo como un instante, comienzas a ver.
Yo amo la vida. Amo mi equilibrio inestable, entre sabiduría y locura, serenidad y rabia, silencios y discursos, amo mi pasión por el amor, por los míos, por el mar, por la vida aunque sea ingrata por momentos, amo todo eso que tengo por dentro porque me hace malditamente verdadera. La naturaleza me despierta gran admiración. Creo en la amistad, en los besos, en la lluvia, en las sonrisas, en los abrazos y en los secretos. En mi esfuerzo por crecer, y en mis ganas de crecer. Creo en la vida, y en la magia con la que toca todas las cosas.
Soy esa ave que ha cruzado mil pantanos, soy quizás ese fénix renacido y renovado, ni tan malo ni tan bueno pero sé mi punto exacto donde he vuelto a nacer. Soy como el agua cristalina no me escondo tras una fachada, lo que ves es lo que hay ni más ni menos. Soy exigente, directa, terca, a veces intolerante, un poco bipolar, vengativa en ocasiones, digo lo que pienso. No pretendo ser como nadie ni alcanzar los logros de nadie.
Defiendo lo que amo, no siempre contesto bien y muchísimas cosas más... pero mi vida es mía, no quiero parecerme a nadie quiero ser yo misma, caminar por este mundo dejando mi huella al pasar. Tengo un lado cariñoso, uno dulce, uno perezoso… tengo también mi lado enfadado, mi lado irónico, mi lado insoportable, y mi lado amable... Pero simplemente quiero ser yo con mis defectos y mis virtudes. Si no aceptas lo peor de mi carácter, seguramente no mereces lo mejor de mi persona. Les aseguro que cada uno tiene mi lado que se merece.
No soy tan buena como parezco, ni tan mala como algunos piensan... pero nunca voy a ser lo que otros desearían que fuera. Siempre existirá quien me critique sin motivos, quien me odie sin razones, quien me lastime sin darme explicaciones. Y cada cosa de esas me va a doler y hacer daño, pero las heridas sanan y uno aprende a vivir de ellas, como he hecho hasta el día de hoy. Porque gracias a cada cosa vivida hoy soy lo que soy... Una mujer fuerte y valiosa.
En este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de un amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. Honestamente, yo no tengo tiempo en odiar a la gente que me odia porque estoy muy ocupada amando a la gente que me ama.

lunes, 26 de junio de 2017

El amor no es obligación, dejémonos de cuentos

El amor es un sentimiento tan fuerte que hace arrancarle lágrimas de felicidad al más fuerte y enorgullecerse al más noble. Nos hace sentir grandes, impetuosos, inigualables, únicos, sobre todo eso, únicos e indispensables, para la persona amada y ella para nosotros...
Pero señores… el amor de pareja es cosa de dos. Esas justificaciones de: “Es que no estoy listo”, “Tú eres la mujer de mi vida pero…”, “Es que ahora no es el momento”, “Es que no sé, tengo que organizar mi vida”, “Es que sí pero no, es que, es que… ¿Es qué? ¡¡¡Es que no quiere y punto!!!
En el amor siempre vivimos el peligro de enamorarnos de la persona equivocada. Hay que aceptar la realidad de la vida y como mismo es cierto que hay amores que nunca terminan, almas que se pertenecen, incluso a pesar del tiempo, de la distancia y las circunstancias... también es cierto que cuando un hombre te quiere lucha contra viento y marea por ti, no pierde su tiempo es escusas. Esa es una verdad como un templo. El amor no es ciego, el amor te ciega. Es la cruda verdad.
A veces nos dejamos llevar por las palabras cuando en realidad cuentan más los actos. Un hombre puede decirnos “te quiero” todos los días y eso está muy bien. Pero el amor hay que demostrarlo con pequeños gestos diarios. Es difícil entender; si es que alguien lo puede entender, por qué una persona finge querer a otra, pero el caso es que pasa con frecuencia; por eso debemos estar muy atentas para si nos ocurre a nosotras saber darnos nuestro lugar.
No te molestes si la persona de tu interés no te corresponde o lo hace en menor grado a tu expectativa, recuerda que nos hacemos ideas, ilusiones en exceso a la realidad circundante, pues nosotros mismos evocamos, soñamos con algo que es un ideal, y ya eso es imaginación. Nos decepcionamos cuando nuestra esperanza excede de nuestra realidad. Que tu necesidad de atención no exceda al punto de, demandar afecto de algo que no te corresponde porque el amor no es obligación.
Vamos a hablar claro. Cuando un hombre quiere estar con una mujer, ¡Está! Así de fácil. Sin tantos enredos, sin tantas mentiras, sin tantas excusas. Cuando un hombre se derrite por ti, puede que le de miedo en determinado momento, claro que sí, pero lo enfrenta porque no va a arriesgarse a perderte. Así que en caso de que siempre esté lleno de “justificaciones”, dudas, etc. Ponte TÚ en un primer lugar y deja de estar justificándole cada rechazo, cada desplante y cada excusa. No necesitas a alguien que no sabe lo que quiere, que no ve lo mucho que vales, que no ve todo lo que puedes aportar a su vida.
Tu amor es algo muy valioso así que no te desvivas para dárselo a quien no lo quiere, no te enamores de estar enamorado, avanza. Avanzar significa asumir el desamor y no estereotiparlo porque han sido ingratos contigo, tal vez no era el momento ni la persona adecuada, cuando pasa... ¡pasa! No tenemos control sobre ese sentimiento; uno a veces se enamora sin darse cuenta y le toca asumir toda la carga que implica no ser correspondido, pero la vida misma te enseña a superarlo. ¡Nadie está obligado a amarte!
Por sobre todo, amate a ti misma, no esperes ser especial para otra persona que no seas tú. Si para ti, eres especial, lo serás para el resto. No busques, ni exijas ser algo especial para otro, si primero no lo eres para ti misma. Cuando uno entrega amor, desea recibirlo. Pero no siempre es así. ¿Qué sucede cuando no lo recibes? ¿Qué pasa cuando el otro te falla? Muchas veces uno lleno de esperanza continua luchando y se vanagloria al decir: a pesar de todo estamos juntos... ¡Juntos si! ¿Pero felices? Que sucede cuando te das cuanta que has amado más a otro que a ti, porque nunca pusiste limites, porque siempre tuviste esperanza. 
Tenemos que ser compasivas con nosotras mismas, tomar conciencia y obrar correctamente, así que ante todo dejémonos de cuentos. Si un hombre no te llama, es porque no quiere llamarte. Si no te invita a salir, es porque no quiere verte. Si te trata como si fueras un comino, es porque le importas un comino. Si te traiciona, es porque no le gustas lo suficiente. Si te deja ir es porque no quiere estar contigo.
Ese hombre que insiste en que te quiere, puede que incluso te lo diga, pero que no toma decisiones trascendentales, que siempre se vale de escusas para no hacer algo que tu quieres o deseas, que se evade a la hora de hacer planes de futuro, que deja conversaciones importantes pendientes y es incapaz de hablar en plural en ninguna ocasión, ese hombre que cree que formas parte del servicio doméstico para atender todas sus necesidades, ese hombre no te quiere. NO TE QUIERE por mucho que te lo diga.
Recuerda que ¡nadie está obligado a amarte!, ¡ni siquiera tus padres!, naciste y eso es lo que cuenta. Pensamos que debemos estar atados a personas que nos han dado amor en algún momento, pero realmente no es así, ellos tienen derecho a dejar de amarte al igual que tú. En el amor no necesitas migajas, quien te ame lo hará a manos llenas, inclusive si tú no le correspondes, porque el amor es infinito como el universo mismo y no impone condiciones, quien las ponga por igual no te ama. El amor no se ruega ni se exige. Hay que saber perder. Si ya no te quieren, empaca y vete. Llévate el dolor a otra parte y procésalo. Irse es un acto de soberanía; no lo olvides.
Muchas veces vivimos compadeciendo a los hombres y siguiéndoles su jueguito de confusión y víctima porque “pobrecito, el me ama pero… yo entiendo por lo que está pasando”. No creas los cuentos de una infancia difícil ni nada por el estilo. Por favor, no quieras intranquilidad, dudas y desprecio envuelto en explicaciones sin sentido. Mereces un hombre que sepa qué tiene al frente, que te valore y se esfuerce cada día por ti. Deja ya de romperte las uñas por algo que probablemente no va a ser tan bueno como tú piensas y date la oportunidad de recibir todo lo que mereces con un hombre que si te quiera.
Hay personas que no han recibido amor ni siquiera de sus padres y saben amar. Hay otras tantas que buscan el amor y no se dan cuenta que ya existe quien las aman desinteresadamente; el amor no tiene la coerción ni siquiera de obligar a que sea correspondido. Todos, en algún momento de la vida, vivimos un amor no correspondido y qué se le va a hacer. Nada, seguir adelante. A veces encontramos personas que nos aman sin ni siquiera pedírselo, son personas amorosas sin poner condición alguna y nos aman a manos llenas, ¡eso es amor! El que nace y perdura sin esperar nada, sin pretender, sin exigir, sin demandar...
Cuando el amor se convierte en una prisión o se opone a los propios valores o derechos; es hora de replantearse la relación, porque puede convertirse en un vínculo enfermo. No existe hombre perpetuamente asustado o confuso. Tampoco existe hombre trágicamente afectado por el pasado, ni hombre necesitado de ayuda para decidirse. En cuestiones de amor los hombres se dividen solamente en dos categorías: los que te quieren y los que no. ¡El resto es una excusa!
Y creer que porque alguien ya no te ama el mundo se termina o nadie más te amará o no podras vivir sin él, son engaños de tu mente. Claro que podrás seguir adelante, al principio tal vez cojeando pero luego caminando con normalidad. Cuando se está desolado tras la ruptura de una relación amorosa, resulta difícil creer que algún día uno pueda llegar a encontrase mejor. Pero esos sentimientos van perdiendo intensidad gradualmente. A la larga, uno se recupera y sigue adelante, iniciando nuevas relaciones y teniendo nuevas experiencias. En ocasiones infinitamente mejores.
Hay una frase de la joven escritora mexicana Estefanía Mitre que me gusta mucho y dice: "Mírate caminar, mujer, estás para que te amen. Que se rompan las ventanas cada vez que pasas cerca y se hagan grietas en el piso con los zapatos que tocas, para que piensen en ti cuando se apagan las luces y seas el primer deseo que alguien pida al despertar. Mírate bien, mujer, no estás para que te engañen, ni que te quieran a medias. No estás para ser segunda opción".

lunes, 5 de junio de 2017

La cartera, objeto femenino por excelencia

Según la RAE un bolso es "una bolsa de mano generalmente pequeña, de cuero, tela u otras materias, provista de cierre y frecuentemente de asa, usada especialmente por las mujeres para llevar dinero, documentos, objetos de uso personal, etc". Amigos, les aseguro que en el etc. está la clave. Es bien sabido que todo bolso o cartera de mujer es una caja de Pandora mágica de donde sale hasta lo inimaginable. Por eso creo que la Academia es un poco inexacta en cuanto al tamaño y el uso.
Sin duda alguna los bolsos son extensiones de nosotras mismas, por eso nadie abre uno ajeno, hacerlo sería como levantarle la falda a una mujer o darle por la cara a un hombre, simplemente eso no se hace porque viola un espacio privado, una zona de intimidad. Hay una frontera tácita entre nosotras y el bolso de una compañera. La cartera es parte de nuestro universo, aunque la llenemos de cosas cotidianas y de forma rutinaria, allí dentro, vamos nosotras.
Las mujeres y las carteras, todo empieza desde el primer encuentro, ahí se establece un vínculo indisoluble. La vemos en una vidriera, la analizamos, nos sentimos atraída por la vista, nos acercamos y cruzamos el umbral de la tienda. Si vamos solas perfecto. Si estamos acompañadas de una amiga la complicidad será total pero si vamos con un hombre este acto va seguido de la mirada en blanco del sujeto como claro signo de incomprensión y aceptación forzosa de que esa promesa de ‘solo voy a ver’ tiene muy pocas posibilidades de cumplirse, sobre todo si llevamos dinero para gastar.
Ya dentro de la tienda tocamos el bolso, nos lo colgamos, lo miramos de nuevo, lo abrimos, lo cerramos y casi siempre pensamos en voz alta “¿me cabrá todo aquí?”. La amiga de manera muy entusiasta dirá: “claro que sí, está precioso y es muy funcional”. El acompañante masculino simplemente se limitará a sonreír, mientras mentalmente se responde: “con la cantidad de porquerías que guardas, que muchas veces ni usas pero que llevas por si hace falta, lo dudo”. Los hombres nunca entenderán, pero ¿cuántos de ellos y cuántas veces se han beneficiado o salido de apuros gracias a la cartera de una mujer? No es menos cierto que siempre llevamos muchas cosas.
En el transcurso de su vida a cualquier hombre, en un momento determinado, le ha ocurrido que una mujer le pide que le sujete su bolso un instante y en ese momento crucial al sentir que su espalda se arquea y notar una luxación de hombro y una distorsión de sus articulaciones se hacen la pregunta del millón: ¿Qué carajos lleva en el bolso para que pese tanto? Semejante incógnita es uno de los misterios en la vida con respecto a las mujeres que nadie hasta la fecha ha podida descifrar con exactitud.
Para los hombres las carteras de las mujeres son cuevas de gran interés, imaginan lo que llevamos pero seguro no aciertan ni en centímetros a la realidad. El bolso de una mujer es, por su capacidad casi infinita, imperecedero enigma y conjetura universal solo semejante a preguntas cómo: ¿Existe la vida más allá de la muerte?
Ayyy… sin duda alguna ¿qué lleva una mujer en su cartera? Es uno de los grandes misterios de la humanidad. Y si lo pensamos bien la respuesta correcta sería depende del tipo de mujer. Digo esto porque, aunque todas coincidimos más o menos en una serie de cosas, dependerá de la personalidad de cada una y sobre todo de sus circunstancias. La diferencia radica en si es una mujer más o menos práctica y previsora, organizada o caótica, trabajadora (y dependerá de la profesión), ama de casa (a las que incluyo entre las trabajadoras, por supuesto), amante de las compras, con pareja, con hijos o sin hijos… (¡factor éste muy importante!).
Lo cierto es que todas llevamos infinidad de cosas. A veces los bolsos son tan grandes que podemos meternos dentro en un momento de necesidad, pueden ser un escudo, también caben nuestros pensamientos más feroces, ideas íntimas en forma de notas, secretos en forma de facturas o resultados de laboratorio, necesidades básicas en forma de alimento, en fin la lista sería interminable.
Los hombres no entienden porque ellos siempre andan muy cómodamente. Cuando se disponen a salir de casa no se preocupan más que por meterse rápidamente dentro de sus pantalones, se abotonan a mil por hora la camisa o se ponen un pulóver, se amarran los cordones de los zapatos en un santiamén y toman ciertas cosas que necesitan: sus billeteras en el bolsillo trasero, sus celulares en otros bolsillos o enganchados en el cinturón y sus llaves. Listos y salen. Y ahí van los señores tan salerosos rumbo a sus compromisos fuera de casa.
En cambio las mujeres, además del tiempo que nos toma arreglarnos le dedicamos un “tiempito” a nuestra cartera, sin la cual por supuesto, no podemos salir nunca a la calle. Nos cercioramos de lo que vamos a meter dentro. Obviamente necesitamos echar en ella esas cositas básicas que cogen los hombres al salir, pero también sumamos algunas otras. Y aunque el peso del bolso ya se sienta al levantarlo, todavía dudamos si debemos echarle algo más. Uf; cuántas cosas necesitamos las mujeres para salir a la calle y sentirnos seguras. Alguien dijo que hoy en día la cartera no es otra cosa que un kit de supervivencia: la mejor síntesis de todos los obstáculos con los que cree que podrá encontrarse cada mujer para llegar viva hasta el final del día. Y estoy de acuerdo en que así es.
A mediados del siglo XX, las carteras eran chicas. Respondían a la necesidad de una mujer que cumplía una función por vez. Si salía de paseo, un colorete y una polvera era todo lo que necesitaba. Ni dinero, ni llaves, ni otras cosas. En cambio, en el mundo actual la mujer sale temprano; va a trabajar; a llevar y en la tarde a buscar a los hijos; sale con amigos; va al teatro y tiene que salir preparada para dar en todos esos roles. Tiene días muy largos y la complejidad de su vida se ve reflejada en el contenido de su cartera. Cuantas más funciones cumpla, más variedad hallaremos. Yo conozco algunas que hasta destornilladores llevan. Sin duda el bolso de una mujer es una gran mezcla de muchas cosas. Nosotras podemos hacerle espacio a todo.
No sin razón, muchos hombres creen que más que un simple accesorio, el bolso de una mujer es la puerta de entrada a la dimensión desconocida; un hueco sin fondo con mayor capacidad que la galera de un mago; una boca de la que pueden emerger desde una aspirina, un sobrecito de edulcorante, una computadora de bolsillo (con teclado y todo), un par de sandalias o chancletas, un ejército de golosinas, una botella o una plancha, entre otras muchas cosas. Este misterioso complemento, que a veces puede adquirir dimensiones XL, es uno de los que más atrae la atención de los hombres, especialmente en cuanto a su contenido se refiere.
¡Echamos tantas cosas! Es increíble, lo que cargamos. Llevamos el celular con su cargador, por si las moscas; la agenda, pañuelos desechables, toallitas húmedas, una pintura de uñas, espejo de mano, protector solar, base, crema para manos, corrector de ojeras, gafas de sol y anteojos ópticos, fotografías, jabas para las compras, monedero, un pequeño estuchito de manicure y de maquillaje que no puede faltar, felpas para el cabello… amén de papeles acumulados, no sabemos cómo pero siempre encontramos papeles: recibos de pagos, un bloc notas, un lapicero, una libretica de teléfonos, recetas médicas (en ocasiones ya vencidas), direcciones de determinados lugares como por ejemplo un taller de algo, alguna receta de cocina… y muchos más papeles y lo peor es que ¡no los botamos! ¡Si están ahí es por algo!
¡¡¡Ah!!! Y no pueden faltar las pastillas y en ocasiones casi un botiquín por lo que pudiera suceder: curitas, un desinfectante, etc. Y aún buscamos un lugarcito para el paraguas por si llueve, la correspondencia para revisar en el camino, un libro y hasta algún trabajo de acuerdo a la profesión, en mi caso casi siempre ando con papeles en blanco donde escribo lo que se me ocurra en cualquier lugar, siempre que exista algo que me inspire, o simplemente si estoy en un sitio donde la espera es larga puedo hasta ponerme a confeccionar un crucigrama. Caray; sólo nos falta meter al perro dentro de la cartera.
¡Cuántas cosas necesitamos las mujeres para salir a la calle y sentirnos seguras! Pero ay, mi Dios… muchas veces tenemos otro problemita y es que cuando buscamos algo no lo encontramos y a veces tenemos que vaciar el bolso completo para encontrarlo rápido, ¿les ha pasado? A mí si y varias veces. Aunque no siempre es así.
Los hombres que no han cargado aunque sea un instante la cartera de una mujer no tienen idea de su peso. ¿Saben cuánto pesa cualquiera de nuestros bolsos? Al menos entre cuatro o seis libras, y en ocasiones más. Con ese peso la espalda y los hombros sufren mucho, quizá exagero pero estamos hablando de un ¡problema de salud pública! No es fácil con ese peso en el hombro hacer una cola en una tienda, en un banco, hacer compras en el mercado, coger una guagua, ir al cine donde a veces amerita una silla para el bolso. Y encima hay que andar cuidándolo para que no se lo roben, es como andar a cargo de una penitencia. Pero qué le vamos a hacer, no podemos andar sin ellos.
¡Hombres! Entiendan que para nosotras la cartera es como un cuarto privado, portamos las cosas que creemos vamos a necesitar. Disculpen, dije “¿creemos?”, si realmente analizamos el uso vemos que la mayoría no las usamos pero nos dan sensación de seguridad. El bolso de una mujer es algo así como una caja del tesoro, una caja de Pandora, con artículos inimaginables. Es un mundo impenetrable que esconde cientos de cosas que representan su mundo. Ese es el secreto de ese agujero negro llamado cartera de mujer. No importa el tamaño siempre encontrarás lo esencial y lo que no es tan importante.
En fin, ¿será que somos Damas muy precavidas? ¿O sólo se trata de un hábito muy femenino que no cambiaríamos por nada del mundo porque somos mujeres previsoras, valiosas y por supuesto bellas? ¿Ustedes qué opinan?