Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

viernes, 27 de marzo de 2015

Necesito un abrazo



Sí, un abrazo fuerte, de esos que aprietan hasta dejarte sin aire. Lo necesito para sentirme bien. No quiero cualquier abrazo, si no ya hubiese encontrado uno, tiene que ser de esos abrazos verdaderos y sinceros donde se juntan las almas, no solamente los cuerpos. Tiene que ser dentro de unos brazos puros, unos brazos con buena intención, con un toque de eternidad para aliviar mis tristezas y confuciones.
NECESITO UN ABRAZO estas tres palabras han hecho que me detenga un minuto, para pensar un poquito. Muchas personas en determinados momentos y por diferentes razones necesitan un abrazo. Y llegando a este punto me pregunto ¿cuando alguien dice que necesita un abrazo recordará si alguna vez corrió a toda velocidad a dar un abrazo? Yo sí lo he hecho, pero conozco personas que son incapaces de ese gesto.
Lo cierto es que todos necesitamos de ese momento mágico, y sin embargo muchos lo olvidan. Un abrazo nos enternece el corazón, nos da la bienvenida y nos hace más llevadera la vida. Es una forma de compartir alegrías, así como también los momentos tristes que se nos presentan... Es tan sólo una manera de decirle a alguien sin palabras que lo queremos y que nos preocupamos por lo que le pasa.
Cuando en nuestro interior hay un torbellino de emociones, a veces la única manera que encontramos para calmar nuestro ser es refugiarnos en abrazos. Hay situaciones en las que la tristeza abarca nuestro corazón, momentos difíciles donde un abrazo te fortalece, te hace abrir las puertas de tus sentimientos y sentir una sensación de bienestar. Da una inmensa paz.
Un ABRAZO es el festejo del encuentro, el consuelo del dolor, la alegría de tener a la persona que aprecias... pone al descubierto nuestros sentimientos, nuestros miedos, nuestra necesidad de contención... nos acerca corazón con corazón, nos deja sentir la intensidad de nuestros latidos, el calor de nuestros cuerpos... Un abrazo es entregarse al otro, y dejar que el otro también se entregue... Es resguardo... es protección...
Por eso cuando estoy así como en estos momentos, triste, un poco confusa… Necesito más que nunca un abrazo que me diga que las cosas están bien y que seguirán estando bien. Que me motive a seguir adelante y que me de las fuerzas para sobrepasar cualquier obstáculo.
Los abrazos sirven para calmar el alma cuando nuestra voz es incapaz de expresar lo que sentimos. Nos dan la fuerza necesaria para seguir caminando cuando no podemos reconocer en voz alta que estamos mal y no encontramos el camino para seguir adelante.
¿Quién no necesita en algún momento de su vida guarecerse entre unos brazos llenos de ternura? ¿Quién no necesita desnudar sus sentimientos sin palabras? Yo ahora, sí lo necesito y es tan grande esta necesidad que en este preciso instante quisiera abrir los brazos y sentirme envuelta en un enorme abrazo... de esos que hacen que el mundo se paralice para poder disfrutar realmente de las cosas sencillas que tiene la vida... de esos que te hacen ver que en ese instante nada más importa...
Un abrazo es de las cosas más necesarias en el ser humano.... No has vivido realmente si no has sentido en tu vida un verdadero abrazo...
Un abrazo para todos.

lunes, 16 de marzo de 2015

Las mujeres de 50 años


La edad es cuestión de sentimiento, no de años.
Washington Irving

¿Consideras a una mujer de 50 años vieja? Los jóvenes tienden a considerar que su madre o abuela pasadas de los 50, están en el declive de su vida o por lo menos que ya ha entrado a la vejez. Y eso puede haber sido así en otros tiempos. Pero lo cierto es que en la actualidad, aunque muchos jóvenes piensan de esa manera, una mujer con medio siglo de existencia es considerada en plenitud, en uno de los mejores momentos de su vida.
Yo hace poco cumplí 50 años, lo digo sin disimulos y sinceramente desde ese momento me he puesto a reflexionar lo que significa cumplir medio siglo, ¡uf! ¡Que feo suena así! Y les digo que creo que en realidad las mujeres de hoy no cumplimos medio siglo sino cincuenta años. Muchos dirán que numéricamente es lo mismo y es verdad, pero para nuestro ego y nuestros oídos ciertamente no lo es.
Antiguamente la mujer a los 50 se volvía invisible. Sus hijos ya no la necesitaban y su marido estaba demasiado ocupado. Su principal compañía era el psicólogo tratando de poner remedio al síndrome del nido vacío. Hoy al menos para la gran mayoría de las mujeres no es así. Disfrutamos de los años de otra forma, nos adaptamos a los cambios que son muchos y en todos los órdenes y planeamos los festejos como si fuera una celebración nacional... y quizás lo sea, porque esta edad te da derecho a pensar y sentir en forma independiente, a no ser esclava ni del reloj.
Un gran número de mujeres de 50 a 65 años están rebosantes de vitalidad, belleza y energía, pero se tienen que hacer un hueco en una sociedad desconcertada ante esta nueva generación, que ha roto con todos los tópicos y reivindica la madurez como la mejor etapa de su vida. La mayoría de las mujeres de más de 50 años nos sentimos demasiado jóvenes para sentirse mayores. Hoy está llegando a los 50 una nueva generación de mujeres económicamente independientes y activas tanto laboral como socialmente, sin demasiadas responsabilidades familiares, con dinero y con ganas de pensar por fin en ellas mismas.
Por supuesto no todas sienten y piensan lo mismo, pero a aquellas que sientan que la vida va en declive, que ya no son las muchachitas que fueron porque entre otras cosas compran ropa dos o tres tallas más grandes que hace veinte años, las invito a pensar y a ver las maravillas que tiene ser una mujer de 50 años en el siglo 21.
Es cierto que la vida cambia radicalmente para la mujer después de los 50. Muchas cosas cambian. Sufrimos una serie de cambios físicos y emocionales motivados por el cese de la función ovárica, y también cambia la piel. Los dermatólogos explican que la piel madura ha perdido la tonicidad y la firmeza. Pero estos cambios no tienen por qué afectar la belleza, que puede incluso verse potenciada a partir de ese momento porque es cuando la mujer se da cuenta que tiene que pensar por fin en si misma, cuidarse y preocuparse de su aspecto.
Por suerte los progresos en el mundo de la cosmética descubren cada día fórmulas novedosas que actúan con precisión contra los efectos del tiempo, aunque no existen cremas para los efectos que el tiempo también produce en el carácter. Una persona agradable, cordial, con sentido del humor a los demás siempre les parecerá bella, encantadora dirán. Mientras que una persona antipática, quejosa, malhumorada, aunque sea la más bella del mundo será difícil descubrir su belleza.
A la mayoría de las mujeres no nos gustan las acumulaciones de grasa en distintas partes del cuerpo. Y eso no es nada raro, si hasta los niños y adolescentes saben que no deben estar gordos y muchos conocen lo que significa estar a dieta. Así que no se porque muchos se sorprenden cuando las mujeres de 50 y tantos años no están satisfechas con su cuerpo. Aunque lo importante es sentirse bien consigo misma, debemos realmente centrarnos en la salud, no en el peso. Pero para ambas cosas debemos tener en cuenta una serie de parámetros.
Es necesario comer variedad de alimentos, hacer ejercicios y dormir lo suficiente. ¡Ah! No podemos dejar de hidratar la piel y llevar ropa que nos venga bien. Y eviten las revistas de moda, que están llenas de mujeres jóvenes con ropa que a las mujeres mayores no les sienta bien. No están hechas para nosotras. ¡Y por Dios!, no consideren que es un fracaso personal si los jeans que llevábamos en secundaria ya no nos caben a los 50 y tantos. No olviden que aumentamos de peso con la menarquia, con el nacimiento de cada hijo, y en la menopausia, así que nunca vamos a tener el mismo tamaño y la misma forma a los 50 que a los 20. Por tanto amigas, no tengamos esa expectativa.
Hay muchos aspectos que no podría tomarlos como positivos ni la más optimista de la Tierra, pero vienen como un impuesto que adhiere a tu vida esta edad y lo mejor, se los digo por experiencia, es dejarlos fluir, hacer lo que esté a nuestro alcance por sobrellevarlos y pensar que a todas nos pasa lo mismo o les va a pasar. Me refiero, obviamente, a esos cambios hormonales que se producen más o menos en esta edad que hacen que te mueras de calor y al rato de frío, que te destapes por la noche aunque haya diez grados de temperatura, que te cambie el cuerpo y se te acumule grasa donde nunca tuviste, que te olvides de las cosas, que duermas menos, que de pronto sientas que se te sale el corazón por la boca, que abandones aquella prolija y eficiente persona que había en ti por una a la que todo le cuesta mucho más, etc, etc, etc. Amigas, ustedes saben igual que yo que la lista es tediosa e interminable.
Lo cierto es que los cambios hormonales de esta edad afectan profundamente el estado de ánimo y el carácter. Luchar contra ellos y mantener el humor lo más equilibrado posible es también un handicap a superar en esta etapa. La buena noticia es que hay muchas terapias sustitutivas de esas carencias hormonales que te hacen olvidar estos síntomas y te devuelven la vida y la imagen que tenías antes de entrar en este ciclo tan especial denominado "climaterio".
Y bueno, indudablemente los 50 de ahora NO son los de antes. En el siglo pasado, a los 40 eras una señora mayor totalmente apartada de todo y ahora no son así ni las de 65 años. Por lo tanto, a olvidarse de la edad que figura en los documentos y a exigir productos y servicios que cubran nuestras expectativas y deseos. Y no hablo sólo de belleza, si no de moda, ocio, hombres...
Cuando nos olvidamos de lo negativo de esta etapa, es que comenzamos a disfrutar de los festejos, organizamos todo meticulosamente y empezamos a planificar los cumpleaños a todo vapor. Hoy en día es tan frecuente la fiesta de 50 años, como la de 15. Hasta los hombres han entrado en esto porque también están encantados de llegar a esta edad enteritos, radiantes, saludables y algunos hasta llegan atléticos. Esto de la buena figura no tiene mucho que ver con la edad sino con el amor por los deportes o la gimnasia. Hay hombres y mujeres que pasan la mitad del día haciendo ejercicios y otros que no pasan ni por la puerta del gimnasio. Al final, todos tienen razón porque lo importante a esta edad es no hacer nada que no te guste.
Y por favor, no olviden que no está mejor, ni es más bella la persona que más cosméticos utiliza. Las cremas suponen una pequeña ayuda pero estar y sentirse joven a los 50 y a los 60, etc, es una cuestión de cabeza y de corazón. Ser positivo, querer aprender cosas, tener curiosidad por lo que nos rodea, pensar que siempre existe una solución para cualquier problema y desear el bien de los demás, mantienen el espíritu juvenil a cualquier edad.
En los cuerpos no hay ningún "tiene que ser". Lo importante no es el tamaño, la forma o los años y ni siquiera el hecho de tener un par de cada cosa, pues algunos no lo tienen. Lo importante desde el punto de vista salvaje es si el cuerpo siente, si tiene una buena conexión con el placer, con el corazón, con el alma. ¿Es feliz y está alegre? ¿Puede moverse a su manera, bailar, menearse, oscilar, empujar? Es lo único que importa.
No dejen que nada ni nadie haga caer su autoestima, seguimos siendo tan encantadoras, o quizás más, que a los quince y ahora tenemos una experiencia que envidia más de una jovencita. Así que intentemos amar intensamente y en todas sus formas. Es cierto que los hombres a esta edad no abundan porque van detrás de las muy jóvenes, pero siempre hay alguien centrado que estará encantado de compartir con una mujer como nosotros, los próximos años de su vida.
Cuando se cumple 50 años de edad no se debe olvidar que la risa es la vitalidad del alma y que lo único que nos distingue de los jóvenes es la experiencia vivida. Las mujeres que hoy tenemos 50 no nos parecemos en nada a las que tenían nuestra edad hace 30 años.
Por eso yo no olvido que soy una mujer con muchos sueños aún no cumplidos y se que algo siempre me está esperando a la vuelta de la esquina… Seguiré buscando en la vida mis sueños locos... creo que en esta etapa viviré menos apurada.