Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

sábado, 25 de agosto de 2012

Es hora de descansar

Amigos, son las 3.00 de la madrugada nuevamente y acabamos de llegar a casa. Ahora si estoy exhausta de verdad, llevo casi dos días sin dormir, afortunadamente, no ha sido por problemas familiares ni enfermedad, sino por andar de parranda. Como saben anoche, llegamos casi a esta misma hora de casa de Cary, porque les dije que era su cumpleaños, y sin querer nos cogieron más de las doce en su casa.
¡Joder! Como dice Estela, nos cogieron las 3.30 de la madrugada (que no es lo mismo que decir que fue más de las doce). En fin, me levanté hoy a las ocho de la mañana y al mediodía ya estaba en casa de mi hermanita. Como el cumpleaños que habíamos preparado era una sorpresa para ella (porque no tenía la menor idea), me tocaba a mi sacarla de casa justo a esa hora para que todos pudieran preparar las cosas.
A mi siempre me toca lo peor, así que cuando llegué a buscarla, porque le había dicho que necesitaba me acompañara a una gestión, me la encontré pegada a la cocina, preparando un almuerzo para unos amigos alemanes que tenía en casa y que se iban justamente hoy.
Al entrar me dijo: “Ni me digas nada, mira como estoy no voy a poder acompañarte”. Sus hijos estaban que echaban humo, los míos habían ido a buscar un cake que le había mandado a hacer hace dos días, su hermana estaba esperando mi llamada para venir y prepararlo todo con los muchachos para darle la sorpresa.
Bueno, ni qué decirles que ni le contesté, me limité a tomarme un café, fumarme un cigarrillo y refrescarme de la caminata. Sus hijos me llamaron y me dijeron que tratara de llevármela, pero ¿cómo hacía? Ya les digo que a mí siempre me toca lo peor.
Me refresqué, me fumé mi cigarro y volví a la carga. Llegué junto a ella a la cocina y muy seria le dije, “mira necesito que tu me acompañes a resolver un problema, pero si no puedes pues voy sola”. Enseguida me dijo “Espera, de veras eso no puede esperar”.
Manteniendo mi seriedad le contesté “No, pero no te preocupes sigue con lo tuyo, me voy sola, a lo mejor hasta me rompen la cara”. Soltó lo que estaba haciendo y me dijo “Espera, sola no vas y mucho menos si es serio, aunque no creo que nadie te rompa la cara, pero no vas sola, deja ver quien termina el almuerzo y voy contigo”.
Respiré porque al fin había ganado, se iba conmigo y de esa forma le dejaba el camino libre a los muchachos para hacer lo planeado. Todo no fue más que una estratagema para sacarla de la casa, pero me confirmó una vez más que siempre está conmigo sobre todo si es algo serio.
Salí a la terraza a coger fresco en lo que ella se cambiaba de ropa y le pedía a su mamá que terminara el almuerzo. Y qué veo justo allí, a mis hijos que venían ya con el cake, llamé de inmediato a su hijo y le dije que alcanzara a los muchachos y no los dejara llegar que su mamá se estaba cambiando para salir conmigo. Se imaginan el revuelo, el pobre niño corrió hasta la esquina para alcanzar a mis hijos y todos se escondieron para que ella no los viera.
Por fin nos fuimos, caminamos unas cuadras y me dijo “bueno, dime ahora cual es el problema, dónde vamos y qué hay que hacer”. Me sonreí y le dije “Tranquila, espera un momento, vamos a sentarnos aquí un rato, a bebernos una cerveza y después te digo”. Entramos a una cafetería, pedí dos cervezas y nos sentamos. Dijo “No sé qué te traes entre manos, pero tengo que terminar el almuerzo, estoy estresada y además no he comido nada, así que sabes cómo me va a dejar esta cerveza, ¿verdad?”. Sonriendo le dije “Mira, pide lo que quieras para que comas algo porque aquí nos vamos a demorar un poquito”.
Quieren que les confiese algo, Cary cada día me asombra a pesar de lo mucho que la conozco (hasta por la forma en que me mira se lo que quiere o lo que está pensando), sin embargo, confía en mí de una manera tan sosegada que no sólo me desconcierta sino que me demuestra lo mucho que me quiere y eso que ella lo dice a menudo porque no es como yo, que para eso soy bastante mala y casi siempre me lo callo, no sólo con ella.
Lo cierto es que allí se quedó conmigo, sin preguntar nada más, pidió unos sándwich para cada una y nos tomamos la cerveza, conversamos, nos reímos siempre con esa complicidad que nos caracteriza, pedimos dos cervezas más y me dijo “Eres una cabrona, a pesar de todo lo que tengo encima mírame aquí contigo, bebiendo, riéndome y para serte sincera mucho más tranquila”.
Estuvimos ahí un poco más de una hora, entre risas y cervezas. Como no quería presionarla mucho y calculando que ya todo debía de estar listo, le dije que nos íbamos. Ni siquiera me preguntó nada. Se limito a decirme “Sí, vamos que no sé si mi mamá habrá terminado el almuerzo y nuestros amigos se van en un par de horas”.
Como era de esperar nuestros hijos y su hermana ya habían preparado todo y estaban al acecho para cuando nos vieran de regreso a la casa. Cuando subimos se encontró con todo el grupo gritando felicidades y una mesa adornada y preparada con cake, bocaditos, ensalada, bebidas, dulces de varios tipos, etc.
Se sorprendió y se alegró mucho, abrazó a todos con alegría y felicidad, realmente no se lo esperaba. Los muchachos (los cuatro) la abrazaron y la besaron que casi la tumban. Y ahí comenzó la celebración de su cumpleaños, que ella creía que iba a pasar por alto.
La hemos pasado muy bien, nos hemos divertido de lo lindo, y lo más importante ella estaba feliz. Creo que logramos que pasar un feliz cumpleaños, quizás no con todas las cosas que se merecía, pero por lo menos, buena voluntad y cariño nos sobró. Creo que la complacimos en todo.
Ya les conté el chisme, es hora de descansar, me voy a dormir que no me puedo tener en pie.

viernes, 24 de agosto de 2012

Feliz cumpleaños hermanita


Un día como hoy nació mi amiga, mi hermana, mi socia, etc, etc, etc…, desde que nos conocimos no hemos vuelto a separarnos, al principio era una amistad más sosegada y distanciada que se fue fortaleciendo día a día casi sin darnos cuenta, con mucha química y complicidad entre nosotras, nuestros hijos y nuestros maridos. Ella era el complemento que faltaba en mi vida.
Son tantas las virtudes que tiene… es amiga de verdad, mujer valiosa para sus semejantes porque siempre está a su lado en los buenos momentos y también ante la soledad... ayuda y le brinda cariño a todos por igual, esa es una de las cosas por las que no me gusta verla llorar, porque ella siempre está dispuesta para los demás y siempre con mucho amor. Justiciera por naturaleza, amiga de la verdad, siempre presente ante la necesidad, disfruta de la alegría de los que ama y se entrega entera ante la enfermedad.
Nuestra amistad no es desde siempre pero intentaré que sí para siempre. Es cómplice de mis hijos, ellos la adoran y ella ni qué decir, al punto de que se enfrenta a mí por ellos, increíble ¿no?, sin duda tiene agallas. A veces me recrimina como si yo fuera un muchacho, otras me alienta, ya una vez dije que es la única persona que se atreve soberanamente a mandarme a callar. Es capaz de hacer o decir cualquier cosa solo para matarme de la risa cuando estoy triste o molesta.
Gracias por tu honesta y sincera amistad, yo te retribuiré siempre, con mi mayor sinceridad. Es una suerte tenerte. Estas letras llevan todo mi cariño para homenajearte hoy en tu cumpleaños. No vayas a llorar, boba, porque ya me parece estarte viendo, no quiero que llores quiero que rías siempre.
Nadie es como tu, amiga mía... eres la mejor, la única que sabe tanto de mi, la que es capaz de compartir conmigo (mis penas, mi tristeza, mis ganas de vivir) con esas tardes que me regalas... o que yo te robo. Tu me sabes escuchar y me das tranquilidad sin pedir nada a cambio... me comprendes como nadie y me ayudas, con tus palabras, con tus abrazos, con una gran sonrisa y una mirada que hasta cuando te quedas en silencio dicen mucho. Mira que hacemos locuras juntas, pero lo más importante es que tienes un corazón muy grande, porque hasta el día que estas triste sonríes y me haces reír si yo te necesito.
Ay, amiga mía, me has demostrado tantas veces tu cariño y has hecho cosas que nadie más ha hecho por mí. Tu lealtad y cariño siempre están ahí para mí. Me gusta estar a tu lado ¡aunque a veces me estresas! Nos gusta salir juntas porque siempre la pasamos genial, hemos compartido tanto, eres increíble, eres mi hermana en todo el sentido de la palabra. Sepan, amigos, que juntas lo mismo jugamos dominó, que cantamos con Chayanne y Arjona, que nos morimos de la risa hablando de cosas picantes mientras nos bebemos unos tragos, que cocinamos para toda la familia mientras ellos juegan y se divierten…
Siempre estaré a tu lado, Cary… Si te veo llorar te haré reír; si caes te ayudaré a levantar, si te duermes te dejaré soñar, si ríes reiremos juntas, si callas escucharé tus gestos, si miras observaré en silencio, si te falta un abrazo te abrazaré, si no tienes fuerzas te las daré, si no ves la luz te acercaré a las estrellas, si me necesitas ahí estaré.
Que más puedo decirte. Nuestro lema siempre estará presente... AMIGO ES AQUEL CON QUIEN PODEMOS PENSAR EN VOZ ALTA... y entre nosotras siempre lo cumplimos. Gracias por escucharme, por soportarme, por ser como eres, por hacerme reír, gracias por tantas cosas, por ser parte de nuestras vidas… Quisiera verte envuelta en un mundo de felicidad, le pido a Dios siempre verte dichosa, amada, contenta. Te quiero hermanita. ¡FELIZ CUMPLEAÑOS!

Nota: Amigos les cuento que son las 3.30 de la madrugada y acabamos de llegar de casa de Cary, fui en la tarde de ayer a llevarle una cosa y me quedé a ver la novela “Secretos de familia” con ella (que a ambas nos encanta). Cuando ya me iba los muchachos y mi esposo llegaron, se imaginan que todo se “complicó” y como ven esta es la hora en que todos regresamos a casa. Estoy cansada y mañana, es decir hoy, es cuando es la fiesta del cumpleaños, ¿qué creen ustedes de eso? Y como nadie pensaba estar allí a la media noche no preparamos nada para el recibimiento de un día tan memorable. Nos cogió movidos a todos aunque no le faltaron felicitaciones, besos y abrazos. No tenemos remedio ¿cierto?, que familia tan loca, pero bendita locura que está llena de mucho amor. ¡Ah! Me olvidaba, saben que me dijo hace a penas 20 minutos, que tenía ganas de comerse un helado, se imaginan saliendo a las tres de la madrugada en busca de un helado.

jueves, 23 de agosto de 2012

La primera vez


No sé que tenías que me volvías loca. No eras un hombre lindo, ni muy alto, ni muy fuerte, ni tenías la sonrisa perfecta (aunque hoy eres perfecto para mí). Sólo sé que muchas noches imaginaba que eran tus manos las que encendían mi piel en la oscuridad de mi cuarto.
Como describir cuando por primera vez nuestros cuerpos se entrelazaron con esa sed voraz de caricias y suspiros, de besos apasionados y palabras dulces, de gemidos cortos y largos que no dejábamos de lanzar. Como describir ese momento en el que se desbocaron nuestras emociones y pasiones en un frenesí desesperado en la entrega total de tu cuerpo y el mío. Ese momento en el que a solas en ese cuarto nos prodigamos caricias y besos, promesas y palabras plagadas de amor contenido.
Fuimos a tomar café y conversamos con la mayor de las facilidades, ambos estábamos cómodos y las palabras fluían como si nos hubiéramos conocido desde antes. Yo tenía miedo. Podía intentar fingir lo contrario, decirte que todo estaba bien, jurarte que no me iría, pero en realidad me moría de miedo. No sabía cuanto tiempo aguantaría ahí, haciendo como que nada pasaba, intentando esquivar el tema como si jamás hubiera pasado nada.
Y una cosa llevo a la otra y el tema que tanto intentaba evitar, antes de darme cuenta salió a flote. Tú decías que te hubiera gustado ser más inteligente y entonces, a pesar de mis esfuerzos, me ganó la curiosidad y te pregunte por qué. Tú querías dejar todo claro, yo sólo deseaba salir corriendo. Hubiera deseado ser lo suficientemente fuerte para alejarme por unos días, semanas; pero no podía. No sé como, cedí. Yo nunca cedo, pero contigo… mis fuerzas flaqueaban por día, era sorprendente y hasta atemorizante sentir como te me ibas metiendo en el alma sin poder evitarlo.
¿Recuerdas la primera vez que me besaste? Entonces las cosas se fueron precipitando mucho más, todo se hacía más intenso, cada palabra, cada roce, el deseo de acariciar nuestros cuerpos, de besarnos, de sentirnos, de fundirnos en un solo ser. Me sentí deseada y me gustó. Hasta que sucedió, era inevitable, ninguno de los dos podía ni quería detenerlo.
Como describir ese momento en el que dos cuerpos arden de deseos de explorar ese mundo en el que por primera vez haces el amor con la persona que te enciende sólo con mirarte. Momento en el que sólo se escucha el agitado respirar, donde los ojos se buscan desesperados para hacerse mil promesas de amor al solo mirarse.
Sentí tus manos que me acariciaron toda y me fui sumiendo en deseos locos hasta entregarte todo mi cuerpo, mis sentidos y mi alma. Tus labios me besaban toda y me fui entregando hasta caer rendida en el arte del amor. Sentía la humedad de mi entrepierna, quería que me tomaras y me doblegaras con dulzura a tus deseos carnales. En una mirada comprendimos que eso no terminaría ahí, nos entregamos al deseo y al placer... mientras nos besábamos sentí la fiebre que tus manos me hacían sentir... tus dedos suaves me tenían al borde de la locura, tenías en tus manos tu dulce premio, suave caliente y húmedo... sin duda ya yo había sucumbido entregándome por completo al placer... y tú no pudiste contener el deseo de introducir tus dedos en mi, mojando por completo mi sexo, tocando también mi centro del placer una y otra vez en movimientos rítmicos...
Ya no aguantabas más la prisión de tu pantalón, y yo te ayudé… desabroché, acaricié y lamí… ya no podíamos más y levantando una de mis piernas te colocaste entre ellas y me entregaste toda tu dura virilidad. Sentí como entrabas lentamente en mi cuerpo ardiente buscando el éxtasis de un orgasmo completo. Sintiendo ese calor embriagador era como si siempre hubiéramos estado juntos, después arremetiste con fuerza una y otra vez... hasta que ambos nos entregamos al placer y a la lujuria de un orgasmo ensordecedor... sudados, agitados, cansados, sonreímos con la certeza de que no sería la última vez que estaríamos juntos. Fui tuya y tu mío y así... nos quedaremos hasta que pasen los años y recordaremos siempre ese aroma a sudor y sexo.
Cautiva en las alturas del goce del vivir pleno y apartado, entregados al placer del cuerpo, íntimamente unidos, fundidos beso a beso, palmo a palmo… enfebrecidos los sentidos, unida a ti y a tu ternura. Me embriaga tu aroma varonil, la sutil suavidad de tus manos, tu sentir pleno y entregado. Conozco tus detalles, tus encantos y tus defectos, tú conoces mi cuerpo sin reparos y me gusta que me sepas tuya cuando nos amamos tanto.
¿Recuerdas la primera vez que me dijiste "TE AMO"? Fue un momento mágico en el me entregaste tu vida y yo la mía, donde queríamos detener el tiempo para prolongar las caricias y besos, los susurros y palabras dulces que por tanto tiempo contuvimos. Ese momento en el que nos amamos sin prisas, donde nacimos el uno para el otro sin si quiera esperarlo.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Las tareas hogareñas


Todas nos quejamos del machismo, pero no podemos olvidar que éste nace en casa. Si quien lava los trastes, hace los mandados, cocina, lava la ropa, limpia, organiza… es "Mamá, mamá y siempre mamá", nuestros hijos están recibiendo una educación machista.
La mayoría de las tareas hogareñas, entre ellas la cocina, la limpieza y el cuidado de los miembros de la familia… son desempeñadas por nosotras las mujeres. Trabajamos muchas más horas por semana que los hombres, si se suman las labores remuneradas y no remuneradas. Es deber de la familia en general reducir la carga de tiempo y de esfuerzo que les insumen las tareas del hogar a las mujeres.
En el siglo XXI, la mayoría de las mamás trabajamos fuera de casa, igual que los papás, esforzándonos y cansándonos por partes iguales. Si después del trabajo nuestros hijos nos ven matándonos por atenderles a ellos y a nuestra pareja, les estamos dando una imagen caducada de la famosa mujer abnegada, muy mal ejemplo.
Y si además ven al padre después del trabajo sentado frente al televisor o acostado en el sofá pidiendo que su mujer lo atienda, pésima lección en desigualdad e injusticia. Ya no están los tiempos para perpetuar estos mitos, entonces tenemos que enseñar a nuestros hijos que tanto los hombres como las mujeres necesitan ayudar en las labores de la casa.
Las relaciones y los roles que se establecen entre hombres y mujeres llevan, y conllevan, un sinnúmero de circunstancias. La realidad es que las familias y las parejas establecen sus equilibrios en la vida diaria de acuerdo a lo que cada miembro de la pareja puede aportar y quiere. Quién hace qué y cómo: se refiere a que en un mundo como el de hoy… Lo que cada miembro de la pareja realiza es una aportación al proyecto de pareja y familia.
Las mujeres somos heroínas de nuestros días, con esfuerzo y dedicación hacemos que la familia pueda salir adelante en tiempos complicados, en los que conciliar la vida laboral y familiar resulta cuanto menos una tarea muy difícil. Nuestro día a día es un interminable cronograma de actividades perfectamente organizadas que comienza a las seis de la mañana (generalmente) preparamos el desayuno, acomodamos la casa, despertamos a todos, arreglamos a los niños, nos bañamos, nos vestimos, los llevamos al colegio y nos vamos a trabajar… Y así sigue una jornada llena de actividades, horarios, que en la tarde continúa en la casa con limpieza, tareas de la escuela, comida, marido… en fin.
En la familia la disposición, la intención, la buena voluntad que se tiene para colaborar con las tareas hogareñas es lo que nos va dando la categoría de ser una pareja que nutre o una que desgasta. Quién hace qué y cómo: es una circunstancia que le toca decidir a cada pareja y lo que se decide también incluye un compromiso de a dos. Sí uno de ellos no cumple con lo acordado está faltando a su promesa y no olviden que esto es un juego de equilibrios. Para poder recibir es necesario dar… para poder dar es necesario recibir y aún cuando en las palabras parece muy sencillo de decir, en las acciones no siempre sucede así. Donde uno de los integrantes de la pareja lleva la mayor carga de funciones el resultado es por regla general el resentimiento, los reproches, la fatiga y la tensión.
Por eso en esta empresa que se llama familia lo primero que tenemos que hacer es ponernos de acuerdo con nuestra pareja para compartir el quehacer diario, y luego involucrar a nuestros hijos por partes iguales, sin dar preferencia a niños ni a niñas. Todos tienen que tener su turno lavando trastes, barriendo y haciendo mandados. Los hombres pueden cocinar sin perder su masculinidad, y las mujeres pueden cargar cosas y ensuciarse sin ser menos femeninas. Educando a nuestros hijos en la igualdad es la única manera de no perpetuar el mito del macho.
En esta vida de familia, que hemos elegido llevar a cabo, sí es que esa es nuestra alternativa de vida, es importante definir las tareas de cada miembro para no sentirnos sorprendidos, enojados, desilusionados y traicionados por nuestra media naranja y por nuestros hijos según van creciendo. Para que todo en la casa marche dentro de los parámetros de la responsabilidad, el amor y la comprensión, todos deben colaborar y esforzarse en las labores del hogar.
Las mujeres podemos con todo: familia, hogar, trabajo y vida. Y sí, todo eso en días de 24 horas, como el resto de los mortales. Pero no olviden que el médico, empresario, artista, ingeniero, obrero, maestro, deportista, abogado, licenciado, arquitecto, etc., que entregan sus vidas a otros, han salido de esas empresas llamadas "FAMILIAS" que dirige, organiza y cuida la mujer. Pero que nosotras también necesitamos tener un tiempo para descansar y cuidar de nosotras mismas porque somos seres humanos. Afortunadamente, cada vez son más las familias que comparten los quehaceres del hogar.
Yo soy una mujer de 48 años que trabaja fuera de casa y en casa como la mayoría de las mujeres en la actualidad, con una familia de dos varones (hijo y esposo) y una mujercita, los tres siempre me han ayudado bastante en casa (aunque no todo lo que debieran), me he dedicado a la familia y a trabajar, pero ya he sentido la necesidad de dedicarme un poco de tiempo para mí porque les he dedicado a los tres los mejores años de mi vida, como madre siento que he cumplido y como esposa permanezco en el camino, pero como mujer sigo aprendiendo a vivir y hacer lo que me gusta, que es escribir y disfrutar de la vida.

Esto me lo mandó una amiga y me encantó, lo comparto con ustedes, espero lo disfruten y aprendan la lección.
Una tarde un hombre volvió a casa del trabajo y encontró un desorden total. Sus tres hijos estaban afuera, todavía en pijama, jugando en el lodo, con cajas y envolturas de comida regadas en todo el jardín de la casa. La puerta del carro de su esposa estaba abierta, también la puerta del frente de la casa. Cuando pasó la entrada encontró todavía más desorden. Una lámpara caída, el tapete de la sala recargado contra una de las paredes, la TV estaba puesta a todo volumen en un canal de caricaturas, la sala de estar llena de juguetes y ropa regados por el piso.
En la cocina, el fregadero estaba rebosante de platos sucios, había comida del desayuno en el piso, también estaba regada la comida del perro, había un par de vasos rotos bajo la mesa y algunos montones de tierra cerca de la entrada de la puerta trasera. Rápidamente se dirigió hacia las escaleras, pisando mas juguetes y ropas que estaban regados en su camino, buscando a su esposa. Estaba preocupado de que hubiera pasado algo serio o que tal vez pudiera estar enferma. La encontró descansando en la recámara, todavía acurrucada en la cama y en pijama, leyendo una novela.
Volteo a verlo, le sonrió felizmente y le preguntó cómo le fue en su día...
El la vio totalmente extrañado y preguntó:
-¿Qué pasó aquí hoy?
Ella sonrió de nuevo y respondió:
-Ya ves, la mayoría de las veces cuando llegas del trabajo me preguntas "¿Qué demonios hiciste en TODO el día?"
-Si. -Fue la incrédula respuesta del esposo.
-Bueno, hoy simplemente no lo hice –respondió ella.

martes, 21 de agosto de 2012

Los sentimientos no se pueden alejar

Mi mar de sentimientos ha estado bastante revuelto, pero hoy ya se va percibiendo la calma. El amor te inunda de sentimientos, a veces no tiene palabras, lo sientes, lo palpas y penetra en tu interior invadiendo hasta las entrañas. Te roza de optimismo, te transporta al abismo y te llena de encanto. Lo vives y sueñas con cordura, aunque a veces te haga perder la razón. Te hace navegar por los mares, cruzar caminos, atravesar montañas y hasta ir por el espacio. Te envuelve de flores, dulcifica tu mirada y hueles la fragancia de su perfume. Escuchas las melodías al ritmo del corazón y saboreas su dulce paladar. No se puede expresar muy bien con palabras porque el amor se siente muy adentro, en tu interior.
Hoy necesito unas letras más ligeras, una noche menos densa, un sorbo de sonrisa colgando de tus manos, vaciándose en esa caricia que dormita hasta verme dormir. Hoy quiero un kilo de arena sobre mi brújula, una canción sonando en medio de la niebla que se cuela sin permiso por mi ventana. Hoy escribo sin dolor, sin culpa, sin razón evidente o aparente.
Todo comenzó como un juego en el cual solíamos desnudarnos, hacer el amor, sentir nuestro cuerpo, tomarnos con deseo, sentirnos con pasión, saciar nuestras ansias en el juego de la seducción. Pero todo eso fue cambiando sin darnos cuenta. ¿Sabes por qué me gustas tanto? Porque sabes que no soy rubia, ni tengo los ojos claros, ni un cuerpo de Barbie ni nada parecido y mucho menos su melena. Sabes que me ilusiono demasiado, que a veces hago una montaña de un grano de arena y le doy demasiada importancia a algunas cosas, en ocasiones tengo enfados de “niña pequeña” como dices tu y en otras soy capaz de ser tan testaruda que pierdes la paciencia, no soy perfecta. Y aun sabiéndolo me quieres igual.
¿Sabes lo que me has hecho sentir? Me has hecho sentir esa pasión embriagadora y perturbadora que hace que se me quite el sueño al grado de pensar sólo en ti... Un beso tuyo me quema, echarte de menos es rutina, necesitarte es obligación, quererte es automático, tener ganas de ti es obsesión. No cambiaría tus “te quiero” por nada en el mundo. Contigo me río de la distancia, te haces querer más cada día que pasa. Esto que sentimos se hace grande día a día.
Dicen que el amor es el abismo donde pierdes la razón. Es cierto. Desde que estás conmigo he cambiado. No existe nadie que pueda igualarte. Mi amor ya no es mío, me lo robaste con tu mirada, con tus besos, con tus abrazos. Tienes tanto de mí, que hasta me asombro. Me gustan tus ojos, tu risa, tus gestos, lo suave de tu piel, tus manos en un abrazo cálido.
Siempre estas para mi... y me gusta saber que estas ahí, me gusta cuando me cuidas y si estoy enferma insistes en que vaya al médico o no estas tranquilo... a pesar de tener mil asuntos que atender te das tiempo para estar, te importa lo que para mí es importante, contigo no sólo puedo compartir coqueteos, fantasías, caricias y orgasmos, también puedo compartir dudas, angustias, miedos, enojos y sonrisas… Tal vez nadie pueda entenderlo y no me interesa que lo hagan, y ¿sabes algo?... quiero que te quedes cerca... ya no soporto estar lejos de ti...
Me gusta como te brillan los ojos cuando te digo que te quiero, lo que siento cuando estoy contigo y mirarte mientras sonríes. Me encanta dormir contigo, hablar contigo, reír contigo. Me gusta la pareja que hacemos y no sé si es posible estar más loca por ti, pero tú y yo somos lo que somos por lo que sentimos el uno por el otro.
Te quiero porque siempre estas a mi lado, en mis tristezas y en mis alegrías, siempre tengo la necesidad de tus abrazos y tus besos son mi aliento diario, eres como el aire fresco que me despierta cada día. Compartes mis emociones, en ti encontré la felicidad, cuando estás a mi lado me tienes en tu mundo, me encadenas con tus brazos y tus besos… y no me quiero soltar.
Tu has sabido enamorarme, has entrado en mi vida, has hecho de mi mundo, otro mundo… eres pasión de pasiones... mi pensamiento constante, ladrón incansable.... me has hecho enloquecer, has llenado mi vida... ¿Por qué cuando te pienso provocas en mí esa sonrisa picara, angelical, malvada y dulce a la vez? ¿Por qué cuando te pienso aceleras mi corazón? ¿Por qué cuando estás en mi mente te haces tan inmenso y único? La alegría que me das es la que me llena el corazón de felicidad, sólo con la mirada sabemos lo que queremos y somos capaces de decirnos todo sin palabras...
¿Por qué ahora que mi vida tiene más sentido? Tantas preguntas que me hago y me respondo a veces sin respuestas concretas, pero cada una de ellas siempre tienen una misma respuesta común... simplemente porque te amo... ¿Te has puesto a pensar alguna vez, cómo es que nuestros caminos se cruzaron? ¿Cómo hemos congeniado tan bien? ¿Por qué hay esa química tan especial entre los dos? ¿Por qué nos resulta tan fácil amarnos, y por qué sentimos todo lo que sentimos dentro de nuestros corazones? Ya ves todo mi cuestionario, mis pensamientos y sentimientos, todo... sabes que para ti no tengo secretos, porque para sentir y vivir un amor así, no puede ser con tabúes de ningún tipo... no tiene mas vueltas de hojas y no tiene letras pequeñas... Te amo y lo sabes... estamos unidos en mente, cuerpo, alma y corazón...
La pasión exalta y hace más grandes las emociones y las sensaciones, ¡Aviva los sentimientos y anula la mente! Hoy escribo porque las ganas me acomodan las letras a su antojo, como el rocío elemental de las mañanas, como el giro del viento en mi oído, como las hojas danzando hacia el capricho de lo incierto. Amo la música, el humo del cigarro, la espuma de la cerveza, los besos tiernos, la ropa tirada en el piso, el mar… y mis manos ahí, donde se gira mi mundo, donde no hace frío, donde no pido permiso, justo más debajo de tu cintura.
Te entrego mi amor y mi corazón y te devuelvo un torrente de deseos por tus besos, por como te siento cuando estás presente, por cada instante que me pierdo en tus ojos y solo espero un tierno beso de tus labios brujos que me diga el camino perfecto para seguir llegando hasta ti. Estoy enamorada de tu esencia y de tu amor. A esto que le llamamos amor y nos deleitamos es la fusión perfecta del fuego interno de los dos saciando la sed que necesitamos al amarnos.
Los sentimientos no se pueden alejar cuando están clavados a fuego en el alma.

lunes, 20 de agosto de 2012

De nuevo con ustedes


Más de dos semanas sin entrar en este sitio y sin ustedes es demasiado para mí, los he extrañado mucho. Estuve unos días muy complicada con mis problemas y con mucho trabajo, entre ambas cosas no me quedaba tiempo para nada. Fueron días duros. Finalmente todo se fue resolviendo y cuando salí de vacaciones (porque sepan que ya estoy de vacaciones) estaba realmente exhausta y un poco malhumorada.
Después de esos primeritos días de vacaciones donde lo único que deseas es descansar, me ocupé de resolver algunas cuestiones previendo el venidero curso escolar, esas cosas no me gusta dejarlas para los últimos días porque todo se complica.
Entonces mi hermanita tuvo la genial idea de irse a una casa en la playa y casi a la fuerza me llevó con ella, porque aunque parezca increíble y necesitándolo mucho yo no quería ir. Por fin ella ganó, saben que es testaruda, y nos fuimos unos días con la familia.
Con el verano: llega el calor, llegan los atardeceres sin fin, las cervezas frías... Y un laaaaaaaargo etcétera de cosas estupendas. Aunque detesto el calor excesivo me encanta el verano. Porque es el momento de perder la noción del tiempo y un poquito la razón. Las emociones llevan la batuta.
Una de las cosas que más extrañamos quienes vivimos en las ciudades es el mar y, sobre todo los que estamos encerrados en una oficina la mayor parte del tiempo. Aunque tengamos a sólo 50 minutos las playas (como nos ocurre a nosotros), podemos pasar meses, sin ir a deleitarnos de una de las maravillosas obras que ha creado Dios, el mar, y esto con la triste excusa de que “está muy lejos”. Aunque si nos lo proponemos, somos capaces de abandonar los brazos de Morfeo antes del amanecer para salir bien temprano de casa y que nos rinda el día disfrutando de las delicias del mar.
Como ya les dije me fui con ella. Cuando llegamos a la casa, soltamos los matules y los muchachos, como siempre, de inmediato se cambiaron de ropa y se fueron al mar, nosotras para no variar nos pusimos a desempacar y a organizarlo todo, aunque también estábamos ansiosas por sumergirnos en esas misteriosas y atrayentes aguas. En lo que organizábamos todo también dejamos preparado algo rápido para garantizar la comida de nuestros cachorros porque cuando regresan de la playa vienen dispuestos a tragarse un mamut.
Ese día, amanecí muy cansada. Probablemente por haber dormido poco... más el stress de las semanas anteriores. Terminamos todo lo más rápido posible y nos dirigimos a la playa. Uno siempre piensa en ese lugar y en su hermosura pero cuando estás allí es que te convences, una vez más, de que es un lugar paradisíaco, con tramos de suave arena y otros de fina piedrecilla. Con esa gigantesca masa de agua azul verdosa que abarca toda tu atención.
Dejamos nuestras cosas en la arena y nos dirigimos hacia la orilla. Mojamos nuestros pies y nos reímos por la sobrecogedora sensación que esto produce. La luz del sol ya era completa. Sólo se escuchaba el ruido muy suave de las olas en un espacio que parecía infinito. En el cielo casi sin nubes ya el sol brillaba intensamente.
Todo lo que nos rodea "juega" con nosotros, la arena se pega al cuerpo, nos acompaña en cada movimiento; el aire nos conduce la mirada, mientras el aroma nos inspira; el agua nos sostiene y nos enriquece. Es increíble como multitud de estados de ánimo, infinidad de problemas e ilusiones, encuentran su razón de ser, su solución, su origen o su final... en la playa.
La visión del mar es subyugante, no importa si está salvaje, calmado, frío o cálido, el siempre nos ofrece lo que tiene, sin más. Es problema nuestro si no aprovechamos lo que nos brinda, o si lo malgastamos, creyendo que ni siente ni padece. En los tranquilos días de verano es una verdadera delicia.
Por fin sumergimos nuestros cuerpos, nadamos, jugamos, reímos… me quedé mirando al infinito, donde se une el mar y el cielo, así permanecí por unos minutos (no sé cuántos exactamente), los muchachos se habían alejado un poco con sus juegos y ya Cary estaba a mi lado de nuevo.
-Es increíble la paz que me da su sola visión y este olor a salitre que se mete hasta mis entrañas me renueva -comenté.
-Lo sé, por eso insistí tanto en que vinieras conmigo, lo necesitabas mucho, -sonriendo agregó- Además me gusta tu compañía, sabes que te quiero y juntas siempre nos divertimos mucho.
Nos unimos nuevamente al juego de los muchachos y después de un rato decidimos salir hacia la orilla por aquellas azules y calmadas aguas, salimos sonriendo y nos sentamos una junto a la otra, sin perder de vista a los muchachos. Encendí un cigarrillo y ella sirvió unos tragos. Los bebimos lentamente y nos quedamos contemplando el bello cielo azul.
- ¿No es hermoso el misterio del mar? -me preguntó con su suave voz– se lo mucho que te apasiona y la paz que te brinda cuando lo contemplas, como nos pasa a todos los que lo amamos. Hoy será un día especialmente hermoso.
Después comenzó a hablar sobre reiki, el karma, el yoga, la energía impersonal…
-El día es realmente hermoso –respondí a los pocos minutos- pero tendrás que explicarme con más detalles todo eso que has dicho, tú sabes que yo no entiendo mucho de esas cosas. Karma, reiki, energía impersonal, abstracta, sin forma, infinita... pero al mismo tiempo dices que tiene un propósito, que a veces puede tener forma y volverse personal. De veras no entiendo nada.
-Algún día entenderás, quizás ni tu mente ni tu ego personal están aún preparados. Tendrás que pasar primero unas cuantas pruebas y por eso estoy yo aquí contigo -me dijo riendo de forma cariñosa.
Mi alegre amiga cuando se pone un poco enigmática con su filosofía oriental me enreda un poco, pero es alguien muy importante en mi vida y en la de mi familia. Mientras la escuchaba pensaba en los años que hace ya que la conozco y lo mucho que todos la queremos. ¿Me despertaré un día, y ya no estará junto a mí? Quiero creer que no, que siempre permaneceremos juntas. Como este día, como tantos otros días y tantas noches, escuchando su risa, teniendo su comprensión, disfrutando de su cariño y amistad, recorriendo caminos y sendas por la hermosa naturaleza y por los complejos y difíciles caminos de la vida. Deseo que esto dure siempre que no se desvanezca, como sucede con la bruma que hace mágicos los árboles del bosque y que cuando se levanta todo se vuelve vulgar y ordinario, sin la belleza del misterio.
-¿En qué piensas? –dijo cariñosamente- ¡Anda! Vamos a comprar unas cervezas para nosotras y refrescos para los muchachos.
Así lo hicimos, inmersas en una amena charla. De regreso me volví a sentar a la orilla de la playa contemplando el mar. Una vez escribí en este sitio que “Sentarme a contemplar el mar me proporciona una paz y una conexión conmigo misma difíciles de conseguir en otro lugar... aquí se respira frescura, y me abstraigo de todo lo que me duele o me molesta, me estresa o me atormenta, junto a él me siento completamente libre y relajada”.
Pero mi momento favorito comienza cuando el sol decide salir del mar dando paso al amanecer o marcharse hundiéndose en él transformando la animación del día en un pacífico atardecer, dando entrada a su amiga la luna. No soy capaz de medir esos instantes, y cuando llegan, sólo quiero que no acaben. Es, en esos momentos, cuando saboreo más intensamente todas las sensaciones. La playa deja de ser motor, para ser balsa y saborear lo bueno de la experiencia.
Mientras me regodeo en mis pensamientos y en el tumulto de sensaciones que me abruman llega la hora gris.
-Toma –mi hermanita me da una cerveza- fúmate otro cigarrillo y vamos a jugar un poco más con los muchachos antes de que anochezca.
-Si, además deben de estar muertos de hambre –contesté sonriendo.
-Así me gusta verte, tranquila, sonriente…
Minutos después nos lanzamos de nuevo al agua dispuestas a ganar un juego de voleibol antes de regresar a la casa, donde después de darnos una ducha y comer comenzaría el duelo del dominó, ahí todos somos fuertes, tanto nuestros hijos como nosotros los adultos, por lo que la pelea se hace muy dura.
Ya es madrugada, todavía se escuchan risas y la música (aunque mucho más baja), pero algunos no pueden aguantar el cansancio y el sueño por lo que se van retirando poco a poco, al final quedamos nosotras solas, recogiendo algunos vasos de refresco que han dejado junto a la mesa, y fregando algún que otro plato que hay tirado en la cocina.
Cary va a recoger alguna ropa que está tendida en el patio porque parece que va a llover, mientras yo preparo unos tragos y antes de irnos a dormir nos sentamos unos minutos en aquel maravilloso portal, rodeadas de una brisa encantadora y una paz increíble.
-Uff, estoy muerta –dice sentándose junto a mí mientras le entrego el vaso-. Ha sido un lindo pero agotador día, hemos gozado de lo lindo, los muchachos la han pasado de maravillas y tú te ves serena.
-Sí, ha sido un hermoso día, la playa estaba divina. Y sí, estoy cansada pero tranquila, invadida de una paz reconfortante.
-Lo sé… te hacia mucha falta estar en tu mar. Estabas hecha un “ácido“, hasta te negaste a venir. ¡Anda, vamos a dormir! Todos están rendidos.
-¡Sabes lo que han jodido!
Nos reímos y terminamos con nuestras bebidas.
Al acostarme pienso ¿hará buen tiempo mañana o nos sorprenderá la tormenta que está anunciada? Pero cuando cierro los ojos, ya nada importa porque en mi mente me dejo acariciar nuevamente por el aire, la arena y el agua, acuden de golpe tantos trozos de autenticidad que me dan fuerzas para seguir creyendo… Escuchar una voz reconfortante, como aquél que escucha las olas. Sentir el abrazo de alguien que te comprende, como quien se deja abrazar por el viento. Disfrutar con las emociones, como el que se deja mecer por el agua... Éstas y muchas otras sensaciones, son un regalo que hace más llevadera y hermosa la vida. Son momentos que están más allá del bien y el mal.
Esos días en la playa fueron un bálsamo, la pasamos súper y los muchachos ni qué decir. Ya estamos de regreso en casa pero todavía sintiendo el sabor del salitre. Aún nos quedan unos días de vacaciones y tenemos planes de hacer muchas cosas, además el cumpleaños de Cary es el viernes 24 y pensamos hacer algo bueno, como ella se merece.
Les contaré porque ya estoy de nuevo con ustedes.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Estabas durmiendo

Habíamos tenido una fuerte discusión y llevábamos varios días sin tan siquiera mirarnos y mucho menos dirigirnos la palabra. Al día siguiente de haber discutido tú intentaste un acercamiento pero yo estaba tan molesta que no lo permití y eso empeoró más las cosas. Siguieron pasando los días y ninguno de los dos quería dar el primer paso. Pero yo ya no podía soportar más esa situación y sabía que necesitábamos hablar.
Aquel día muy temprano, abrí la puerta del cuarto suavemente, suponiendo que ya estabas levantado, pero para mi sorpresa, aún estabas dormido. La habitación estaba ligeramente iluminada por la reciente claridad del día. Me recosté a la pared y me quedé observándote, siempre me ha gustado mirarte cuando duermes. Y mientras te miraba pensaba que tú eres el misterio azul de mi cielo y el rojo encendido de mi infierno.
Eres tú quien puede hundirse en lo profundo de mis ojos y nadar en el océano de mi alma porque si estás conmigo, sus aguas son tranquilas, mansas. Tú puedes caminar en mis pensamientos y viajar en mis sueños, puedes latir en mis adentros igual que mi corazón, puedes vivir en mi, sentir mi sangre, tocar mis entrañas, acariciarme el alma, ser mis ideas, mis sentimientos…
Quería sentir tu fuego, necesitaba tu pasión, bañarme en la lava ardiente de tu cuerpo que es como volcán en erupción… quería saciarme de ti y cobijar mi cuerpo en tus brazos que son mi abrigo… estar entre tus brazos, deslizarme por tu cuerpo y tú en el mío, hallar el ajuste perfecto entre mis piezas y las tuyas.
Caminé hacia la cama y me paré cerca de ti, acaricié tu pelo suavemente mientras rocé mis labios con los tuyos y recorrí con mis dedos tu rostro… Estabas plácidamente dormido, me encanta verte así, tierno, desvalido, a mi merced, completamente entregado a tu descanso, pero no pude evitar que me asaltaran las ganas y cruzaran mi mente pensamientos "impuros", sentí unas ganas tremendas de aprovecharme de ti, de la situación, abusar de la ventaja de tu inconsciencia.
Me encanta contemplarte mientras duermes, me excita verte así, desnudo, vulnerable... a mi entera disposición... Tu respiración era sosegada, casi silenciosa, pero me moría por tocarte, por besarte... necesitaba amarte... Sonreí mientras me acercaba más a tu cuerpo... me sentía como una gata golosa en busca de su premio... sabía lo que quería y estaba decidida a disfrutarlo...
Me pegué a la cama y deslicé lentamente la sábana dejando tu cuerpo completamente al descubierto, mis dedos iniciaron un recorrido por tu piel a la par que mis ojos, mi mano se detuvo sobre tu corazón y mis labios se acercaron para notar el ritmo de tu descanso. Me encanta tu latir bajo mis labios, ese que noto también cuando mi boca asciende hacia tu cuello y se detiene sobre tu carótida sintiendo el bombeo del corazón, no sé, son detalles que no pasan inadvertidos para mí.
Seguí deslizando suavemente mis dedos por tu cuerpo, llegando a tu cintura me detuve por un momento, para darle lugar a mis labios, tu cuerpo se estremeció… pero continuaste dormido aunque la agitación de tu cuerpo era incontenible, me moría por cubrirte de besos, por ahogarme en tus labios... pero no quería despertarte aún.
Tus ojos seguían cerrados, permitiéndote abrir la puerta a la fantasía, a un mundo de sueños en donde te apoderas de todo. Tus labios se sonrieron levemente y tu sonrisa encendió tu rostro. Soñabas y yo... acariciaba nuevamente tu pelo. Mis labios poseídos por el deseo incontenible de besarte, se posaron suavemente en los tuyos para no despertarte.
Sonreí nuevamente porque pensé que mi vicio empieza cuando tus ganas yacen yermas y acudo descarada y atrevida a cultivarlas bajo tus sábanas, pero me concentré de nuevo en el caminar de mis dedos por tu pecho, y seguí la línea descendente hasta donde yacía tu guerrero, mojé mi dedo índice con mi lengua y lo deslicé por tu hermoso miembro suavemente… Ahora fue tu sexo el que respondió con leves y tímidos latidos a las suaves caricias propinadas por mi dedo curioso, que siguió sutilmente su recorrido una y otra vez.
Me encantaba ese juego, me sentía dueña y señora de lo que empezaba a ser una incipiente erección. Tú seguías dormido mientras tu miembro respondía por si solo a mi llamado. Me sentía dominante y caprichosa, rodee tu glande suavemente, dando unos toquecitos sobre él que parecía que seguía a mi dedo húmedo donde quiera que éste quisiera ir... Sigilosa me deslicé hacia la parte baja de la cama, para colocarme cómodamente entre tus piernas y fue mi boca la que siguió lo que empezó mi dedo, ya con una erección casi en toda regla...
Adoro, ver crecer lo que te hago sentir a modo de erección, eso me hace sentir dueña de ti por unos momentos, de tu mente, de tus ganas y tu lujuria que no pueden pensar en otra cosa que no sean mis juegos. ¿Sabes? Mi vicio acaba en tu sexo erecto, en la intención de rendirlo sin más guerra que la que provoca mi lengua, sin más tortura de la que ofrece mi boca aprisionando tus ganas hasta agotarlas, succionando de ti, la rendición absoluta.
Cerré los labios sobre el glande sin dejar de mover mis dedos... impregné de saliva su superficie, lo besé, lo chupé... me vuelve loca de placer tener tu sexo duro en mi boca. La excitación te despertó, pero no te moviste... te dejaste llevar... Tu sexo estaba cada vez más duro... no dejé de lamerlo y chuparlo lascivamente, a mi capricho, apretándolo contra el paladar mientras con la lengua le prodigaba múltiples caricias... por momentos muy fuertes y a ratos suaves...
Sentía tus estremecimientos, de tus labios se escapaban pequeños gemidos... entonces te tomé completo en mi boca y en el retroceso mis labios te apretaban con fuerza, dándote uno de los instantes de mayor éxtasis hasta ese momento... provocando que tu espalda se arqueara y gimieras de placer... susurrando “Por Dios, ya no aguanto más”. Me detuve en el glande, con los labios cerrados... mientras mi mano culminaba los últimos movimientos, intensos, profundos, rápidos de arriba abajo y viceversa... hasta que estallaste, inundando mis labios y mi boca con un río de lava caliente...
Aún tembloroso me atrajiste hacia ti, tu boca buscó mi cuerpo con pasión, anhelando mi humedad, tu lengua recorrió mi sexo provocando un estallido de placer y tu boca hambrienta chupó y saboreó mi intimidad… incitándome, provocando un fuego de lascivia, me doblegaste jugando con mi sexo, bebiendo el líquido caliente que salía de mi surco… tus dedos entraban en mi mientras tu lengua seguía volviéndome loca, te deseaba con fuerza, comencé a sentir el temblor en mi vientre entonces te pedí que te detuvieras y que entraras en mí, pero tu seguiste chupando mi clítoris, lo lamías con ternura, los gemidos y susurros salían en torrente de mi boca temblorosa, estabas agitando mis entrañas como un huracán. Cuando el orgasmo estalló un grito de placer salió de lo más hondo de mi ser, mis piernas no dejaban de temblar, me hiciste el amor con tu boca y tu lengua como anaconda me hizo feliz.
“Buenos días amor”, murmuraste y nos fundimos en un beso profundo, degustando nuestras lenguas con nuestros sabores, tus manos no se estaban quietas me acariciaban por doquier y volviste a mi sexo, penetrándome con tus dedos haciéndome perder la poca cordura que me quedaba, ya no podía esperar más, había escalado al máximo de mi resistencia, te necesitaba dentro de mí. Te colocaste entre mis piernas situando tu sexo a la entrada de mi humedad y de un solo golpe te introdujiste por completo en mi, ¡Dios, que placer sentirte tan dentro! impregnada quedó de ti mi cintura; llena de ti mi entraña; saturado el aliento, mi respiro; ahogada en tu boca mi nostalgia. El vaivén de tu cuerpo fue aumentando de ritmo, entre gemidos te escuché decir “te amo”, pero ya yo no podía emitir una respuesta coherente. De pronto una sensación sublime me hizo su presa, el nuevo orgasmo me estremeció con violencia me aferré a ti, tu seguías dentro de mi duro y erecto moviéndote intensamente, hasta que instantes después te llegó ese otro orgasmo tan esperado (y bien merecido).
Suspirando y temblando nos quedamos uno en brazos del otro. Entre besos y caricias murmuró “Te he extrañado tanto, me acosté muy tarde y cansado porque quería dormir profundamente y así fue porque no te sentí llegar”. Yo sonreí mientras le decía “Te veías tan tentador y pasivo mientras dormías… que no pude contenerme aunque sé que tenemos que hablar”. Se quedó mirándome un instante y luego me abrazó otra vez diciendo “No amor, justo acabamos de decirnos todo lo necesitábamos escuchar”.
En esos instantes solo existimos tú y yo, presos voluntarios en el éxtasis. Todo está permitido en este juego peligroso, en este juego prohibido, nos amamos sin miedos, disfrutando de ese paraíso pasajero. Aunque luego de esta gloria… Dios furioso nos expulse y nos condene al destierro.
Me gusta hacer el amor muy de mañana, antes de comenzar mi jornada, hasta morir y más allá... sin condicionar lo que se da. Sé que nada es eterno y que quizás esta pasión no ha de durar, no me preocupa el mañana lo que quiero es disfrutar hoy a tu lado de esta pasión que nos domina.
Bajo las sábanas, dentro de este lecho tibio, puedo permanecer siempre contigo, en este sitio no hay tristeza, los colores hacen magia en tus ojos, nos amamos con la fuerza que llevamos en la sangre… aquí sólo se escuchan palabras entrecortadas y gemidos que nacen de dos cuerpos desquiciados, de locura y de orgasmos alcanzados; gemidos que delatan supremas sensaciones… aquí todo entre nosotros es placer y gozo, éxtasis y humedad. Desnudos nuestros cuerpos se entregan al deseo, en un beso profundo explota toda la pasión contenida y nuestros delirantes labios gritan nuestro amor, pero nadie escucha nuestras voces porque el mundo está dormido, ajeno a lo que sucede.