Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

martes, 8 de mayo de 2012

Los sueños


Escribir es una parte importante de mi vida, y sí, sueño con llegar a escribir una novela (al menos ya lo estoy intentando) y quizás ver mi nombre en el estante de alguna librería junto a autores que admiro. Puede sonar iluso y hasta estúpido, pero ¿qué son a veces los sueños sin algo de ilusión y estupidez? Por lo pronto ya escribo para ustedes y les gusta. Eso es algo ¿no?
¿Saben cuál es la diferencia entre un sueño y una meta? Una meta es un sueño con una fecha concreta para convertirse en realidad. Un sueño es sólo un sueño, algo que está fuera de la realidad. Pero hay que atreverse a soñar, y por supuesto, también intentar que los sueños se hagan realidad. Aunque para lograrlo o al menos intentarlo es importante creer en uno mismo y creer en el amor, porque creer en uno mismo nos da seguridad y el amor nos da el valor de luchar por nuestros sueños y el poder para convertirlos en realidades. Creo que me enredé un poco pero espero me entiendan.
Es ahora cuando la vida está teniendo lugar, es ahora cuando nuestros esfuerzos pueden hacer que nuestras metas y sueños pasen a ser nuestra realidad. Como he aprendido que los sueños son para luchar por ellos. Ya no duermo sólo para descansar, ahora duermo también para soñar. No se pueden perder las esperanzas, sobretodo, en los tiempos difíciles... hay que aferrarse a los sueños y no abandonarlos, muchos son posibles y sólo esperan ser realizados.
Tenemos que ser firmes en las actitudes y perseverantes en nuestro ideal, pero al mismo tiempo ser pacientes, no todo llega de inmediato, hay que batallar y es necesario caminar hacia delante sin mirar hacia atrás. Como hace el sol que nace cada día sin acordarse de la noche que pasó aunque ésta haya sido muy mala. Hay que contemplar y avanzar hacia la meta, sin pensar en lo difícil que sea alcanzarla.
Hay sueños que perduran y otros que se van. Cuando un sueño se nos muere o entre en coma una ilusión, no podemos enterrarlo ni hacemos nada con llorar, si sabemos que todavía es posible hay que resucitarlo, echarle con más ganas. Jamás podemos dar por perdida la partida, ni dejar de creer en nosotros, porque aunque las heridas duelen al final siempre sanan. Es necesario resistir para seguir viviendo, soportar los golpes y jamás rendirse.
En ocasiones camino con pasitos pequeños y me escondo dentro de mi misma, allí donde encuentro el amor que ofrezco y el que recibo... donde están mis secretos, mis anhelos, mis sueños, tristezas y alegrías. Dentro de mi... simplemente en mi... Creo que es cierto eso de que los sueños comienzan debajo de una escalera que custodian dos bestias indomables: la desidia y el desdén, y que quien sea capaz de batirse con ellas seguro puede intentar subirla, aunque no tenga ninguna garantía de lograrlo.
A mí, como a todo el mundo, hay sueños que se me han hecho pedazos… sin embargo seguiré construyendo sueños hasta que no me queden más fuerzas para creer. Haré que las rodillas me sostengan con firmeza a la altura de ellos y sólo permitiré que se aflojen mansamente cuando llegue el tiempo de descanso.
Me gusta mirar las estrellas y cuando me detengo a hacerlo veo muchas cosas en ellas, por ejemplo puedo ver que la felicidad llega en cualquier momento, que todo se termina en este mundo desde lo más hermoso hasta lo más molesto y doloroso. También he descubierto que en las estrellas están los sueños del alma, los besos y aquel tiempo que se perdió algún día. Pero no importa que estén lejos porque todos tenemos alas y podemos volar. Sí, no me he vuelto loca, ¿saben qué es volar? En primer lugar, es comenzar por tener un sueño. Es estar comprometido con los sueños. Me gusta soñar la vida pues no quiero despertar ni tampoco envejecer, porque la vida es linda, es plena y yo siento que acabo de nacer.
Hay que seguir sembrando las semillas de nuestros sueños y si creer en ellos, mientras lo hagamos ellos seguirán tratando de florecer en nosotros. Además siempre encontramos quien quiere compartirlos y eso es importante. Los sueños alimentan el alma por eso no podemos romperlos por falta de voluntad porque estaremos matando el alma.
Es imprescindible, vital darle vida a los sueños aunque nos llamen locos, no podemos dejarlos morir de hastío, ni romperle las alas, hay que dejarlos volar junto a nosotros, en compañía. Volando juntos tocaremos las estrellas y el viento susurrando nos contará secretos que ha guardado para nosotros. Cuando le damos vida a sueños que tenemos escondidos, descubrimos que podemos vivir esos momentos con los ojos abiertos y los miedos dormidos, con los ojos cerrados y los sueños despiertos. Es grandioso.
Son tantos y disímiles los sueños que tenemos a lo largo de la vida. Desde que te conocí tú llenaste mis pensamientos y eres protagonista de muchos de mis sueños. Contigo cada día es distinto, es mágico y perfecto, por eso aún creo que vivo en un sueño del que no quiero despertar y mientras te tenga seré feliz. Yo lucharé por una vida contigo, por hacer realidad nuestros sueños.
Puedo soñarte con los ojos abiertos, y al tenerlos cerrados en sueños adorarte; en tu ausencia nunca me faltas, estás presente en todo lo que hago. Siempre soy feliz entre tus brazos tanto si te tengo como si te sueño. Anoche soñé que mientras tú decías que me amabas yo te cubría de besos y te robaba con mi boca el alma, al tiempo que acariciándote te dejaba preso de mis brazos. Luego quise hacer realidad mi sueño aprovechando esos dulces momentos y busqué la tibieza de tu cuerpo a mi lado pero ya te habías marchado, en la cama sólo quedábamos yo, mis sueños, tu recuerdo y el silencio.
Me encanta la noche, la luna, la hora de los sueños, esas horas mágicas en que me dejo llevar por mis sentimientos… Todas esas muestras de cariño que me entregas, son semillas que germinan en mi jardín de sueños, llenándolo de las flores más puras, coloridas y bellas, perfumadas de fragancias sutiles pero duraderas.
Ahora no es un sueño, todo es real y ahí estás, a la vuelta de la esquina… me envías un abrazo cargado de calor… de tu calor y con él me reclamas. Llegué junto a ti, me abrazaste y me susurraste al oído: “Te amo, te extraño tanto que no sales de mi mente ni de mis sueños”. Sonreí y muy cerca de tu oído murmuré: “Yo también, gracias una vez más por dejarme ser la dueña de tus sueños”.
Ya ves mi amor, si estamos lejos soñamos tanto el uno con el otro que permanecemos unidos hasta en los sueños.

3 comentarios:

  1. ¿Por qué no soñar? Al fin y al cabo soñar da rienda suelta a nuestros más íntimos deseos, alimenta el alma y nos hace darle sentido y esperanza al presente.

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  2. Es verdad que hay que luchar por hacer los sueños realidad, para que valga la pena seguir soñando. Yo también me comprometo con mis sueños y lucho a brazo partido por ellos, sobre todo si creo que son posibles. en cuanto a los sueños de amor, como el que tuviste, no es un sueño, es deseo pegado a la piel, anhelo adherido a la memoria más selectiva de nuestro interior, recuerdo que araña, empuja y derriba todas las defensas quizás porque lo necesitamos dentro. Cuidate mucho.

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  3. Cierto, todo lo que habeis dicho, es bueno soñar y hace mucha falta tener sueños.

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